...

Esculturas en bronce: chismosas camagüeyanas para rato

[…] detente ante las piezas de Martha Jiménez, que lo ennoblecen todo, porque la belleza es lo único que garantiza la condición humana. Miguel Barnet.


Las mulatas gordas de Martha Jiménez ya tienen la garantía para el chisme duradero en su espacio de la Plaza del Carmen. Ahora resultan las primeras esculturas en bronce de ese conjunto. Por su metálico porte son la comidilla del barrio y de quienes las conocieron de marmolina, porque aunque su autora asegure que son las mismas figuras, lucen diferente desde hace dos viernes.

“¡Ay, pero si las pusieron de oro!”, exclamó un niño el día del emplazamiento. El cambio demoró poco, según testigos presenciales. Ellas mudaron el cuerpo prácticamente sin moverse del lugar, pero lo invisible al espectador alcanza más de medio año de trabajo en el taller, para lograr un molde de yeso con la esencia de cada retrato.

El viejo y caro sueño de llevar a un material perdurable esa popular y representativa obra de la urbe, fue viable por la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey y la Fundación Caguayo. Durante la fundición en Santiago de Cuba, allá le comentaron a Martha que no habían tenido en sus manos un proyecto de tanta magnitud por la cantidad de esculturas --siete— con los accesorios de bancos y vasijas.

Las chismosas representan la escena cotidiana del comadreo. El trío de chismosas con los cuatro taburetes encabezó la lista. La fidelidad al concepto es incuestionable. Las piezas ganaron mayor visibilidad de sus detalles y otro aire más humano. La línea del costumbrismo ha sido uno de los grandes aciertos de la artista, quien reconoce que su creación allí encuentra un gran vuelo y motivos insondables de placer por la aceptación nacional e internacional.

Martha estima que a mediados del 2013 el conjunto del Carmen esté completo. Esa prioridad para ella demanda enormes esfuerzos, porque el modelado es un asunto personal que hace sola. En el taller de fundición ya está el aguador con la carretilla, conocido como Mata´o. Faltan la versión en yeso de la pareja de enamorados y el lector del periódico.

Estas piezas serán las mayores de Martha, pero no las únicas en bronce. En su repertorio destaca la tarja con el relieve de Martha Abreu, de la escuela primaria homónima, además de la escultura de un mártir y obras de pequeño formato. También para ese material definitivo concibió a Vicentina de la Torre con tamaño natural de 1.54 metros y su gesto al llamar a los alumnos para la clase. Esta es una deuda cubana con esa bailarina y maestra que sembró en muchos la semilla de la danza.

Mientras tanto, la holguinera de San Germán hace más noticiable la propuesta monumental por la cual recibió hace una década el Premio de la UNESCO por la renovación urbana, y que hoy tiene como valor añadido la ubicación en el segmento proclamado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Sigue entregada a Camagüey, la ciudad donde formó su familia y ha hecho la obra con laboriosidad.

Sus negras voluptuosas, de ojos alargados como reminiscencia de lo aborigen, permanecen sobre adoquines, rodeadas de las edificaciones del siglo XIX en la plaza de la única iglesia de dos torres de la localidad, con un taburete vacío para involucrar al visitante en el comadreo. Desde esa estampa de lo cotidiano alimentan un chuchuchú que con seguridad no pone en duda la camagüeyaneidad de Martha Jiménez.

Por: Yanetsy León González.
Octubre de 2012.
Fuente: Adelante Digital