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El secreto de mis cabras

Con esta particular entrega de aguadas con dibujo a tinta, Martha Petrona Jiménez Pérez hace gala de las cabras a partir de la tipología distintiva que ellas ostentan: su génesis mitológica, sus rasgos físicos, modo de vida y significación estética. De manera que ahora asoman estas bestias, domadas por la conceptualización, como elementos vitales de la muestra pero ligadas a otros códigos preconcebidos por la artista en series anteriores y en su vida personal.

Por medio de los protuberantes cuernos la artista alude a la protección, a la defensa y a la fuerza, igualmente considera su arrimo esencial a la virilidad, al sentido fálico de las nociones eróticas. El hecho de que las cabras vivan en manadas y hayan sido domesticadas por el hombre (alrededor del octavo milenio antes de Cristo) indica la condición humana, donde lideran la convivencia, los enlaces humanitarios y la mujer como redentora y precursora de un rebaño social. Sin dejar de mencionar que en gran medida se evoca a este cuadrúpedo, por un lado como signo de sacrificio y por otro como emblema de veneración, preceptos que fueron asumidos por las distintas culturas de Egipto.

De modo que Martha Jiménez abraza estas premisas para enunciar su discurso al respecto y orienta su postura desde una órbita antropológica. Representa a las cabras y a las mujeres unidas con sus características adyacentes, para apuntar a las conexiones interpersonales intensas entre individuos de diferentes o el mismo sexo, también a los lazos filiales, nupciales, fraternales, maternales y espirituales. En este sentido El secreto de mis cabras invita no sólo a descubrir la clave para acertar en el manejo de las relaciones con los otros, al mismo tiempo hace referencia a un mensaje confidencial de la manada que se mantiene en silencio y se encuentra en estas piezas, pero de modo oculto.
 

Por: Lic. Yaniel Pérez Guerra
Curador y crítico de artes visuales.
18 de octubre de 2016.